domingo, 7 de octubre de 2012

Prólogo

Debo decir que para comenzar a escribir referente a lo que he de plasmar aquí, he tenido que pasar un momento de profundo análisis, ya que siempre existen personas que no comparten las ideas que no van de acuerdo con ellas, sobretodo si son temas religiosos que difieren de los que les han sido inculcados. Otro motivo que también podría provocar diferencia de pensamientos es que encuentren mi historia increíble o difícil de creer o impulsada por motivos religiosos, y para ser sinceros es algo que incluso a mi me pareció increíble al principio, pero en honor a la verdad y por tratarse de un tema que atañe a la humanidad entera no puedo callarlo en absoluto.


Lo que a continuación voy a publicar es algo verídico que me sucedió en un momento de complicada salud y en un tiempo de difícil transición para mi, pues pensé que mi vida terminaría a causa de una enfermedad que tenía. Era tan dura mi situación que ya estaba conforme a lo que me deparaba el destino y había encomendado mi vida al que podía quitármela o en todo caso mantenerla, dentro de esto era mi petición para Dios que me dijera de alguna manera en que momento terminaría mi vida, pues que yo lo aceptaría conforme. 

Otro punto importante a destacar es que a mi historia no le aumento nada fuera de lo que realmente me sucedió, pues de lo contrario no estaría siendo verdadero, por lo que para conseguir un buen grado de credibilidad (y más para mi mismo) no debo decir mas que la pura verdad, dado que de quien voy a comentar profesa verdad, así como el que me dio esta vivencia es verdadero, yo no podría menos. 

También aclaro que aunque estimo que lo aquí tratado no fue originado por un motivo religioso, si tendrá un giro en tal dirección, pues ese es el propósito de darlo a conocer, ya que considero que ese ha sido el objetivo de dármelo a entender y que me obliga a seguir este camino aún a costa de saber que otras personas podrían sentirse ofendidas, es un riesgo que estoy dispuesto a asumir, pues la invitación es para que anunciemos las virtudes de aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable (1 Pedro 2:9), y comprendo que ésta más allá de una virtud es una bendición.  Siguiente Página


No hay comentarios:

Publicar un comentario