Es de madrugada y aun está oscuro, el sueño se comienza a escurrir de mis ojos, poco a poco se van mostrando colores de distintos tonos y formas, cada vez se acercan más a mi, semejante a una cortina de vivos colores.
Estoy maravillado de esta escena ¿Qué significa? ¿Porqué me está pasando esto? Parece que la respuesta a mis interrogantes está al otro lado de la cortina de colores, que se me acerca y aún me resisto a atravesar... Por fin me atrevo a cruzar esta fascinante división colorífica, pasándola hay un resplandor de luz blanca que me envuelve, espero a que pase y me encuentro ante una majestuosa montaña de forma cilíndrica, tan alta que no logro ver el limite de su elevación, por lo que supongo que llega a las mismas nubes.
Estoy solo pero a la vez siento que hay alguien a mi lado que me hace sentir confiado, decido subir la montaña pero después de muchos intentos no he podido escalar nada, parece imposible subir sobre ella, pero el que está conmigo y que no puedo ver me indica el camino. Poco a poco voy subiendo pero cada vez es mas difícil para mi, me acuerdo que la altura de este lugar es inmensa y que no podré llegar por mi propia cuenta, me veo en la necesidad de pedir de nuevo la ayuda del que va a mi lado, el cual toma mi mano y en franco vuelo hacia arriba me lleva hasta la cima de esta imponente montaña. Siguiente Página
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